Cada 20 de noviembre, la comunidad internacional pone en foco mediático y político en la problemática del estado de la infancia a nivel global. El año en que la ONU decidió declarar esta jornada como Día Internacional del Niño no fue una casualidad. Año 2000. Fecha redonda ideal para marcar lo que se denominaron como los Objetivos De Desarrollo del Milenio y en el que los derechos de los niños y niñas del mundo, que serán los adultos del futuro más próximo, son uno de los ejes fundamentales de los planes de futuro para hacer de este mundo un lugar cada vez mejor.
Apenas unas semanas antes de este día, en el que toca hacer balance y reflexionar sobre esos objetivos marcados por el máximo organismo mundial, recibíamos un verdadero golpe: el 16,7% de los niños y niñas españoles viven en condiciones de pobreza. Ojo, no hablamos de menores en riesgo de ser pobres; hablamos de 1,3 millones de pequeños y pequeñas que no ven cumplidas sus necesidades más básicas. El punto uno de esos objetivos de desarrollo marcados por la ONU es claro: erradicar la pobreza extrema y el hambre. España crece hoy a tasas cercanas al 3% anual, pero la factura que ha dejado la crisis se ha cebado con los más débiles: entre ellos los más pequeños. Problemas que van más allá de los económicos y que también tienen que ver con el acceso a la sanidad, o la educación adaptada para los que cuentan con necesidades especiales.
¿Qué podemos hacer?
La ambición de los objetivos marcados por la ONU exige un compromiso de acción que trasciende a los gobiernos y organismos internacionales. Aún más en estos tiempos que corren. La sociedad civil tiene mucho de hacer y decir en cuanto a esta problemática y hay cientos de ONG que, con el apoyo decidido de ciudadanos y ciudadanas anónimos y empresas con compromiso social trabajan cada día para ayudar resolver los principales problemas a los que se enfrenta la infancia. Como algunas de las que forman parte de Mediolanum Aproxima, el programa solidario de Banco Mediolanum y que centran toda o parte de su actividad a la infancia:
Fundación Comtal, la Fundación Juan Soñador , la Asociación La Torre de Hortaleza y la Fundación El Buen Pastor dedican sus esfuerzos a la inserción de menores en riesgo de exclusión.
Aspanion, la Fundación Andrés Olivares y Andex trabajan con niños y niñas con cáncer y sus familias.
La Fundación Gota de Leche lucha desde hace años contra la desnutrición y la pobreza infantil.
Pequeño Deseo hace realidad los sueños de niños y niñas con enfermedades de difícil tratamiento.
Upacesur, la Fundación Ana Valdivia y Amencer dedica su labor a las personas con parálisis cerebral.
AMEB centra su actividad con niños y niñas afectadas con espina bífida.
Asindown, Down Vigo y Asedown trabajan con menores con Síndrome de Down ayudando a su plena integración social y laboral.
Hay opciones para todas las inquietudes. Sólo hay que dar el paso y ayudar a estas ONG con aportaciones puntuales o con un compromiso de colaboración activa.
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